Siempre hay alguien a mi lado.
Cuando estoy sola andando, se que estoy acompañada por un ser que no podemos ver, por eso no me preocupo de que me pase algo.
¡Y tú también estas acompañado!
A veces es bueno pararse y preguntarse...
-¿Estoy en el buen camino?
-¿Esta bien lo que hago con mi vida?
Os voy a contar una historia:
Una vez una chica llamada Lya, de 15 años, paseaba por la arena, y se preguntaba:
-Señor, siento que tengo que hacer algo en mi vida, pero....no sé el qué.
Por la noche Dios le recordó en sueños que ella estaba peleada con una amiga llamada Safira. Llevaban peleadas desde los 13 años y desde entonces no habían vuelto a hablarse.
Entonces Lya se despertó, y pensó:
-Gracias Señor, por haberme iluminado el camino hacia el perdón de mi amiga.
Al día siguiente, se fue a casa de su "amiga" y le dijo:
-Safira, lo siento por aquel día que nos peleamos, fuí tonta, por que eras mi mejor amiga y me separé de ti, por fevor perdóname.
-Claro que sí Lya, perdóname a mi también por pelearme contigo.
Te quiero Lya.
-Y yo Safira.
Las chicas volvieron a ser inseparables, y ahora no andan solas, sino con Dios... porque las huellas que vemos en la arena son Suyas...
Qué bonita reflexión, me encanta la historia no la había escuchado nunca. Gracias.
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