Todos nacímos con un destino y un final. ¿Sábes que puedes elegirlo?
Yo sí.
Mira, voy a contarte mi detino. Nací en una familia adventista y voy a la iglesia desde pequeña. Pero un día me dí cuenta de que tengo que tomar la decisión de ir por mi misma, hace poco decidí bautizarme y desde hace tiempo quiero que muchas personas como amigas y amigos, sientan la felicidad y el lleno que sentí yo al bautizarme y al estar con Dios cada día.
Por eso quiero traer a muchas amigas a la iglesia, porque mi destino no es solo estar con Dios, es estar con él y con las personas a las que quiero. Mientras tanto sigo en la Tierra manifestando el amor de Dios, porque los demás también se lo merecen. Este es un destino perfecto.
Este también esta lleno de pruebas para superar, sufrimiento y dolor, pero hay algo que lo anula y nos ayuda, que es Dios.
En el otro solo dolor y sufrimiento y no está Dios, esta el malo el que quiere que no le sigas, que caigas y el que no te ayuda. Dios te llama para que tengas un destino con ÉL feliz.
Tu decides, ¿cuál escoges?
Dios te quiere salvo :)
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