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sábado, 27 de septiembre de 2014

Dios sabe mi camino.

"Mas él conoce mi camino; me probará y saldré como el oro. Mis pies han seguido sus pisadas; Guardé su camino y no me aparté."

¿No os ha pasado que ha veces el Señor nos manda a otro lugar al que no queremos ir?
A mi sí, y a Jonás también.
Jonás es un personaje de la biblia y os voy a contar su pequeña historia.

Jonás creció creyendo en Dios, oraba y se comunicaba con él.
Pero cuando creció Dios le manifestó su plan, ir a predicar a Nínive, un lugar que Jonás detestaba y no quería ir ha parar allí ni de lejos he intentó huir de Dios.
Pero se olvidó de una cosa, que Dios todo lo ve, es omnipresente y todo lo sabe.
Para que se diera cuenta Jonás de que estaba tomando el camino incorrecto, Dios le mandó una ballena 3 días y 3 noches. Jonás se arepintió y llegó a parar a nínive, allí predico un poco enfadado que si no se arrepentían Dios les destruiria.

Los de nínive se arrepintieron y Jonás se enfadó porque quería que fueran destruidos.
Mientras se sentaba mirando de lejos la ciudad, creció un árbol para que no le diera el sol.
Poco después el árbol que le daba de comer y le tapaba el sol, se murió. Jonás se enfadó y le dijo ha Dios que porqué hizo eso. Dios le contestó que al igual que Jonás quería a la planta, Dios quería al pueblo y que al haberse arrepentido no los tendría que destruir y pasarlo mal como Jonás. Él lo entendió y pidió perdón.

A veces no queremos ir al destino que Dios nos ha puesto por una razón, y no vemos que al cabo del tiempo será la mejor decisión. Yo me mudé, y no quería hacerlo, pero ahora comprendo que Dios tiene algo preparado para mi. Y para los que os vayais a mudar recordad las buenas personas que dejan un lugar lleno de amigos, Dios le manda a otro para que otras personas también se veneficien de ti. Feliz sábado.

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